¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las jerarquías de los ángeles? Y aun cuando uno de ellos me abrazara estrechamente a su corazón, su existencia abrumadora me destruiría. La belleza, pues, no es sino el comienzo del terror, que apenas somos capaces de aguantar, y somos tan atemorizados porque serenamente desdeña aniquilarnos. Todo ángel es terrorífico.
Rilke, "Las Elegías de Duino"
sábado, 10 de noviembre de 2007
El terror de la belleza
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