martes, 6 de noviembre de 2007

Poema III


En Paz


Ya no voy a luchar
contra lo imposible.

Me someto a sus leyes. Acepto
con el aplomo de los ciegos

el circuito de los astros.
El éter de las proporciones matemáticas

me cae encima como neblina,
como la tierna marea de palabras

que llama tu nombre. Y así duermo
en el acogedor aprieto

de mi finitud, bajo la sábana
de una cama bien tendida,

soñando estas palabras
que te mando como un niño

que suelta globos en la noche.

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